Raquel García es Data Science en Citibeats. Desde muy pequeña sintió pasión por los números, por eso cree que es muy importante que todo el mundo sea consciente de que la matemática siempre está presente a nuestro alrededor. Hoy nos habla sobre tecnología e igualdad.
Entre bromas, resalta que muchas veces decir que es matemática es sinónimo de bicho raro. A pesar de los estereotipos impuestos, confía firmemente en un futuro prometedor con más igualdad para las chicas en tecnología.
1.¿En qué consiste tu trabajo?
Desde mi posición, la idea es mejorar los algoritmos de inteligencia artificial que existen aplicando ciertas mejoras, además, desde el punto de vista matemático como Data Science debo definir qué datos se puede mostrar, qué información es más útil para el usuario, etc. Por último, analizo todos los datos que la inteligencia artificial nos brinda: porcentajes, estadísticas y demás.
2. ¿Cómo y por qué decidiste seguir la carrera de matemática?
Desde pequeña siempre me gustaba jugar a ser profesora, recuerdo que tenía un montón de pizarras y que me encantaba hacer números. Creo que inconscientemente he crecido con eso y siempre me ha gustado. Al inicio mi objetivo solo era dictar clases, actividad que me gusta y hago algunos días de la semana, pero al final, tuve la oportunidad de ser parte del mundo del Data Science.
3. ¿Cuál fue la reacción de tus padres o de tu entorno cuando contaste que estudiarías una carrera de ciencias?
Cuando era pequeña estaba en un curso más avanzado de matemática porque me aburría en el curso anterior. Desde niña siempre me ha gustado y tenía talento para los números así que cuando se lo dije a mis padre les pareció algo normal. Recuerdo más la reacción de mis amigos, que me decían “estás loca” o “para qué te va a servir esa carrera”. Era el bicho raro pero después de la primera impresión ya lo asumieron (risas).
4. ¿Cuántos compañeros tuviste durante la universidad y el doctorado?
En la universidad de Granada la mitad éramos mujeres. Durante el PHD sí había diferencia, de un total de 20 estudiantes, 4 éramos chicas, es decir; en promedio el 20%.
“La idea de que ser programador es una cosa de hombres, si lo haces “te van a llamar frikie”. Es verdad que esto está cambiando pero todavía hay mucho camino por recorrer”.
Raquel estudió un doctorado en Matemática Aplicada en Barcelona.
5. Desde tu experiencia, ¿cuál ha sido la percepción de las empresas sobre las mujeres que trabajan en el rubro de la tecnología?
En todas las empresas tecnológicas en las que he estado considero que me ha ido bastante bien, creo que nadie me valoró de mejor o peor manera por ser chica, simplemente evaluaban si era apta para el puesto tecnológico.
Aunque es cierto que cuando yo estaba en otra empresa y era la única chica de un grupo de 13 personas, los chicos del equipo siempre hacían bromas como: “Raquel, la chica del grupo, te está diciendo esto”. Son comentarios de muy buen rollo, solo que, independientemente de la empresa en la que estés, entre los mismos grupos se dicen cosas como “hoy me siento al lado de la chica”, por ejemplo, resaltando que yo era la única en el lugar. Siempre en broma pero es verdad que los mismos empleados son los que hacen énfasis en este tipo de temas.
6. ¿Qué opinas de los estereotipos ligados al mundo de la tecnología que aparecen en las series o películas?
En general yo critico las series o dibujos porque parece ser que si eres heroína es porque eres muy guapa y no porque seas inteligente, siempre necesitas al hombre al lado que es el que te manda a donde tienes que ir y creo que debería modificarse. Aun así considero que antes estos mensajes tenían más efecto en las chicas, ahora, en los últimos años, de alguna manera ellas son más conscientes de que eso no es verdad y no aceptan estos estereotipos impuestos.
Sin embargo, debo confesar que en las reuniones, cuando yo decía que era matemática habían dos tipos de reacciones: me miraban sorprendidos pensando en “no eres tan fea y eres muy lista” o ponían rostro de “creo que no voy a hablar más contigo porque eres muy inteligente o un bicho raro” y se alejaban de mí (risas). Es decir, un matemático siempre es como Einstein, con el pelo alborotado y una bata, por eso, cuando me ven como una chica normal suponen que algo raro debe haber en mí. Es muy curioso que gente de mi propia edad se sorprenda tanto al escuchar a qué me dedico. Yo he conocido a muchos matemáticos durante la carrera y eran gente normal, personas sociales que visten de manera común.
“Entonces con 12 o 13 años es importante explicarles que un científico puede ser tu vecina, quien es súper guapa y no tiene barba ni gafas. Creo que es fundamental realizar un cambio desde la educación para que podamos cambiar la visión de los futuros adultos”.
7. ¿Anécdotas adicionales sobre el rol de la mujer y la ciencia durante tu trayectoria?
Cuando hice el doctorado tuve que ir a muchos congresos, yo era la única estudiante mujer de doctorado que mi director de tesis asesoraba, entonces cuando él no estaba y decía “trabajo con esta persona”, la gente respondía “¡mira es una chica, qué bien!” Es increíble cómo la gente se sigue sorprendiendo todavía porque vas a exponer frente a un público como si eso exigiera mucho a una chica o como si no fuera normal.
Ahora acabo de recordar otra anécdota: fui a una reunión de trabajo hace poco, en mi equipo yo era la única chica y cuando el CEO me presentó el cliente le dijo: “¿Cómo puede ser que te rodees de chicas tan majas?”. Yo me sentí un poco incómoda, tal vez a él le pareció un comentario gracioso pero a mí no. Creo que este puesto lo puede ocupar cualquier persona. Estoy segura de que si fuera un chico jamás le hubiera dicho algo así.
8. Las mujeres todavía no están muy implicadas en el sector tecnológico, ¿a qué se debe y cuál crees que puede ser la solución?
Creo que existe la percepción de que el rol social de la mujer está por debajo del hombre. Por otra parte existe la idea de que ser programador es una cosa de hombres, si lo haces “te van a llamar frikie”. Es verdad que esto está cambiando pero todavía hay mucho camino por recorrer. Por ejemplo, en algunas ciudades se intentan establecer programas para adolescentes para que interactuen con la ciencia desde jóvenes. Cuando estaba en el doctorado di clases de matemáticas, en la primera clase había que preguntarle a los chicos qué era un científico y el 90% te pintaban a hombres con bata. Entonces con 12 o 13 años es importante explicarles que un científico puede ser tu vecina, quien es súper guapa y no tiene barba ni gafas. Creo que es fundamental realizar un cambio desde la educación para que podamos cambiar la visión de los futuros adultos.
Raquel junto a Sara Caldas, las dos #chicastech del equipo de Citibeats.
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